Un artículo publicado en The Sun me dejó boquiabierto. No es secreto que mi relación con el fútbol es casi nula, y de ahí que no ando enterado de las acciones del famoso Beckham, mucho menos de su larga y fructífera carrera en el balompié inglés, pero sus dotes diplomáticas son plausibles. Pues sí, David Beckham fue el principal artífice del tan esperando reencuentro de la legendaria banda de Manchester: "The Stone Roses", responsable de éxitos como "Waterfall", "I wanna be adored", "Elephant Stone" y muchos otros, y estandarte de toda una generación que, a inicios de los noventas, decidió enfrentar la crisis de su país bailando. Sin Beckham nos hubiéramos quedado con el sinsabor de no haber sido testigos de todo el potencial creativo de la banda en acción (recordemos que su carrera musical fue abruptamente detenida por unos litigios con su sello discográfico, clic aquí para más información).

El artículo incluso azuza a "Becks" para que logre lo propio con "The Smiths". De cualquier modo, el logro ya alcanzado basta y sobra para muchos que, como yo, solo conocemos de esta banda a través de Internet, su discografía y los documentales sobre la historia del rock.

La leyenda de The Stones Roses requería urgentemente otro final para su historia (algo como el regreso de Rocky Balboa hace un par de años tras la cinematográfica humillación que significó Rocky V para la figura de "el garañón italiano"). The Stone Roses, uno de esos "pequeños puntos de inflexión que arrastran a multitud de bandas y revitalizan los géneros musicales aportando un halo de frescura y terminando con el anquilosamiento" (citado del último link), merecía una segunda oportunidad, una vuelta a escena sazonada con la madurez que aportan los años. Y ahora, gracias a la oportuna intermediación de Beckham, la tienen. Solo nos queda ir ahorrando.

Quiero finalizar con su obra más ambiciosa, la sicodélica "I am the resurrection", cuyo título -quién lo diría- acusaba en 1989, casi proféticamente, este regreso: