Su delito fue ser un gran programador. Saeed Malekpour, nacido en Irán hace 36 años, vivía en Canadá tranquilamente hasta que la Sección 28 del Tribunal Revolucionario de su país lo condenó a muerte el 19 de octubre del 2011, dicha condena fue ratificada posteriormente por la Sección 32. Para el pasado 14 de febrero, los trámites para la ejecución de su condena ya habían sido iniciados: Saeed Malekpour puede ser ejecutado -asesinado- en cualquier momento.

Este joven programador fue acusado de "acusar y profanar el Islam" cuando su creación, un programa que permitía subir imágenes a internet, fue utilizado sin su consentimiento para publicar material de contenido pornográfico. El juicio, según informes, duró aproximadamente 15 minutos y, aunque finalmente cuenta con asistencia letrada, se sabe que durante los momentos más cruciales de su proceso no se le asignó ningún abogado. Saeed se encontraba en Canadá desde el 2005, con permiso de residencia permanente, y fue capturado tres años después cuando visitaba a su familia en Irán. Inmediatamente, fue trasladado a una de las prisiones más famosas de Teherán, donde fue torturado por agentes de la Guardia Revolucionaria y, de esta manera, obligado a confesar crímenes que nunca cometió. Como resultado de las patadas y golpes recibidos en la cara, se dislocó la mandíbula. En una carta que escribió a mediados del 2010 nos dice:

“Unos agentes me golpearon brutalmente y me insultaron estando esposado y con los ojos vendados. Me obligaron a firmar varias hojas, pero no pude leer lo que ponía en ellas”

Este tipo de sentencias nos invita a reflexionar sobre la actual situación de los países del Medio Oriente, donde el fanatismo militar y religioso han decantado en una especie de imperio del terror, censurando libertades y asesinando gente inocente (no olvidar que este año las autoridades iraníes han reconocido 41 ejecuciones, 9 de ellas públicas).

Cualquier persona puede escribir una carta al gobierno iraní pidiendo la liberación de Saeed, sentenciado injustamente a muerte por que un irresponsable utilizó su programa para subir pornografía a internet. Si desean colaborar, aquí hay un poco más de información, así como un formulario que será enviado a las autoridades pertinentes. No permitamos que la pena de muerte, ya de por sí reprochable, sea aplicada a inocentes, a gente de gran talento que, como Saeed, se esfuerza por salir adelante.